lunes, 7 de mayo de 2018

ACTIVIDAD 6.- EL ESTADO Y LA CONSTRUCCIÓN DE IDENTIDAD: PAPEL DE LA ESCUELA


La identidad es el conjunto de características, actitudes, competencias y capacidades que definen a una persona. Se va construyendo en los primeros años de vida. Empieza cuando el niño toma conciencia de sí mismo como una persona diferente a quienes lo rodean, e intenta definirse a sí mismo. Su entorno familiar, las interacciones y el contexto en el que se desarrolla influyen, en gran medida, en la formación de su identidad personal.
Uno de los elementos básicos de la competencia psicológica y social de los individuos es su capacidad para conocerse y reconocerse a sí mismo como individuos únicos. Esta toma de conciencia comienza durante el primer año de vida y continúa a lo largo de toda la vida. La formación de una identidad es, por tanto, un proceso dinámico y necesario, en constante evolución, aunque sufre una crisis durante la adolescencia, que genera en el adolescente una inquietud y una gran incertidumbre acerca de sus papeles presentes y futuros en la vida.

Para Erickson, este proceso de individualización es una afirmación que manifiesta la unidad de identidad personal y cultural de un individuo, y se produce como resultado de tres procesos: biológico, psicológico y social. Si bien supuso que la crisis de identidad adolescente estaría resuelta entre los 15 y los 18 años, la realidad es que las investigaciones reflejan que la mayoría no alcanza una identidad estable hasta los 21 años.

En este proceso, J. Marcia distingue cuatro estados de identidad:
§  Difusión de identidad. El sujeto aún no ha considerado o resuelto los aspectos de la identidad que le permitan hacer planes de futuro.
§  Decisión prematura. Los sujetos han adoptado ciertos compromisos de manera previa o prematura, antes de la crisis que los cuestione.
§  Moratoria. Sujetos que están experimentando una crisis de identidad y están planteando activamente preguntas acerca de compromisos vitales y buscando respuestas.
§  Logro de identidad. Los sujetos han resuelto los temas de identidad comprometiéndose personalmente con objetivos, creencias y valores particulares.

La importancia de establecer una identidad personal reside en que es clave para desarrollar una adaptación psicológica y social positiva, proporcionando a los individuos autoestima y seguridad en sí mismos.
Por el contrario, una baja autoestima desde la niñez o adolescencia repercute en las relaciones que se establecerán a futuro y hasta en nuestro rendimiento intelectual. Esta se manifiesta cuando la persona busca la aprobación y el reconocimiento de los demás. Tampoco asume responsabilidades, está desmotivado y con poca energía, se frustra con facilidad y le cuesta asumir. Presenta ansiedad, no se siente capaz de lograr lo que se propone y tiene un bajo nivel de inteligencia emocional, entre otros síntomas.
Se debe fomentar además el desarrollo de sus habilidades sociales y su autonomía. Es importante dejar que los hijos hagan cosas por sí mismos. Hay que preguntarles qué es lo que quieren y qué es lo que les gusta en lugar de decidir por ellos.
Las áreas de oportunidad para la educación son: La posibilidad de que el alumno tenga acceso a información importante para su formación a través de los sistemas de informática y el internet. El joven busca formas de socialización, por lo que las actividades grupales y por equipo son bien recibidas. Los alumnos quieren actuar, hacer por sí mismos, comunicar sus hallazgos y mostrarse como un ser humano completo.
En la resolución 57/254 de 20 de diciembre de 2002 de la Asamblea General de las Naciones Unidas subraya “La educación es un elemento indispensable para alcanzar el desarrollo sostenible”. Por lo que los programas educativos han de estar inspirados en un modelo educativo que contemple, de forma radical, la dignidad de todas y cada una de las personas involucradas.
En la escuela los alumnos han de encontrar las condiciones adecuadas para el desarrollo pleno de sus capacidades y potencialidades; de su razón y de su sensibilidad artística, de su cuerpo y de su mente; de su formación de valores y social; de so conciencia ciudadana y ecológica. Debe aprender a ejercer su libertad como su responsabilidad; a ejercer con libertad y responsabilidad su sexualidad; a convivir y a relacionarse con los demás; a sentirse parte esencial de su comunidad y de su país; a cuidar y enriquecer nuestro patrimonio natural, histórico y cultural: a sentirse contemporáneo y continuador de quienes han contribuido crear el México libre y democrático en que vivimos.




Referencias:
Echavarria Grajales, C. (2003). La escuela un escenario de formacion y socializacion para la construccion de identidad moral, en: Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Julio - Diciembre, Vol. 1, No 002, Universidad de Manizales, Colombia.



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